La cruz de cada día

Hay personas que creen que hacer algo no tiene mérito si no cuesta. El cargar con la cruz de cada día lo hemos entendido en el sentido de que ante Dios sólo tenemos mérito si sufrimos. Hemos deformado el sentido de la cruz dándole un valor positivo por sí misma.

Lo que lleva a Jesús a la muerte, y muerte de cruz, no es una eficacia intrínseca de la cruz. Lo que lleva a Jesús al sacrificio supremo es el amor. El amor no es un sentimiento que aparece y desaparece en función de las circunstancias. El amor es la voluntad de buscar el bien  hasta el final.

En un matrimonio decir sí al otro es decir sí en las duras y las maduras, y a nadie se le ocurre que sacrificarse por el otro sea cuestión de mérito. Entregarse a otro significa que le voy a amar y ser fiel en la salud y la enfermedad, la prosperidad y la adversidad, no solo cuando me apetezca o me vaya bien.

Ser discípulo de Jesús es lo mismo.